Después dudé que la astilla tenga derecho a decir: vencí, cuando la resaca la arroja a la playa donde ella quería llegar, pero eso fue después. Después no interesa al presente. Los dos días programados se estiraron como goma hasta hacerse ocho, y con el sabor agridulce de la despedida mezclándose a mi inveterada halitosis me sentí llevar definitivamente por aires de aventuras hacia mundos que se me antojaban más extraños de lo que fueron, con situaciones que imaginaba mucho más normales de lo que resultaron.


Che Guevara

1 comentarios:

cameli dijo...

Geeeeenial, re coincido con lo que pusiste. Beso amiga :)